Un día después de haberse cumplido el 24º aniversario del atentado a la AMIA, se realizó este jueves una jornada de reflexión, en el Auditorio Municipal “Carlos María Scelzi”. La actividad fue organizada por la Municipalidad junto al Centro Social Israelita Argentino local y el Programa “AMIA Cultura Federal”.
La jornada fue encabezada por el intendente José Lauritto junto al viceintendente Martín Oliva; el presidente local del Centro, Marcelo Banchik; el sobreviviente Martín Cano; y el vicepresidente de Asociación Mutual Israelita Argentina, Leonardo Chullmir.
A modo de introducción, en el hall del Auditorio se expusieron las fotos del atentado que fueron tomadas por el fotoperiodista José Menajovsky, uno de los primeros fotógrafos en llegar a la AMIA tras el atentado. Ante el público, Menajovsky se refirió a sus fotos como elementos “que se incorporan a la memoria colectiva, esa es su función y en ese espacio viven y sobreviven”. Les estableció el destino de “seguir al ruedo, que vuelvan a ocupar su lugar en la memoria, porque es importante volver al punto cero de esta historia” tras “una impunidad que hoy nos impide tener a los culpables, con nombre y apellido, en la cárcel”. Consideró asimismo que estos retratos tomados en las primeras horas postatentado permiten hacer memoria ya que “mientras los muertos de la AMIA no sean reinvindicados con los culpables en la cárcel, la explosión no ha cesado aún”.
La comunidad judía integrada
Lauritto expresó que “esta es una de las provincias y una de las ciudades que albergó con el corazón abierto a la colonización judía. Una provincia y una ciudad que se enorgullecen de ese pasado y para nosotros ha sido siempre un gran paso haber podido convivir y que muchos de los hijos de nuestra ciudad, parte de esa colonización, se hayan sentido parte de nuestra comunidad”.
El sentir de un sobreviviente
Martín Cano recordó cómo sobrevivió al atentado a la AMIA, donde se encontraba trabajando. “Estuve 12 horas atrapado en el primer subsuelo; tipo seis de la tarde bajaron a rescatarme, escuchando esa voz aliviadora, y tipo ocho y media llegaron al lugar. Tardaron dos horas los bomberos en sacarme de ese lugar”. Estando bajo los escombros “nunca perdí la esperanza de salir de ahí abajo, la voz aliviadora fue un volver a vivir”. Tras la terrible experiencia, su ferviente deseo es “que nunca se apague esa llamita de justicia, yo estoy preparado para pedir justicia hasta el último día de mi vida”.
La memoria como lucha antiterrorismo
“La memoria no debe ser la melancolía de quedarse recordando lo que pasó; no debe ser un ancla sino una plataforma para seguir luchando por un futuro mejor a partir del conocimiento de lo que pasó”, expresó Chullmir.
El ataque fue un acto terrorista perpetrado mediante un cochebomba. Sin embargo, “aunque la bomba intentó destruir la que era nuestra casa, hoy está en pie. Intentó separar a la comunidad judía del resto, éramos vecinos peligrosos, hoy la comunidad judía está articulada con toda la comunidad no judía. La bomba quiso hacer muchas cosas que desde el trabajar para adelante estamos impidiendo. Cada día estamos demostrando que la bomba no tuvo efecto, la AMIA sigue viva”.