Noticias falsas –fake news–, desinformación y campañas de desprestigio aparecen como males de una época que pueden incidir en una elección. Cómo se generan y circulan en las distintas plataformas esta información engañosa ha sido objeto de estudio por parte del “Proyecto Desconfío”, que en un último trabajo analizó información electoral en medios digitales entrerrianos. En diálogo con AIM, el coordinador del grupo académico, Adrián Pino, brindó detalles de los hallazgos junto a Soledad Arreguez, que integra el grupo sobre “Noticias Falsas y Desinformación en los escenarios digitales de Latinoamérica”.
Entre los objetivos del equipo de trabajo que indagó sobre noticias electoral provinciales, se encuentra “comprender la dinámica de generación y circulación de las noticias falsas”. Y es por esto la investigación desarrolló ciertas pautas para registrar cómo funcionan la circulación de información política y la calidad del tratamiento de la misma. “Un grupo de investigación relevó una serie de noticias electorales en Entre Ríos para analizar las particularidades y la confianza que despierta la información sobre los comicios que circulan por medios digitales entrerrianos”, comentó a esta Agencia Pino.
Pero para introducir en la problemática de “la calidad de información en las noticias electorales de Entre Ríos”, el periodista e investigador planteó que “las noticias falsas, conocidas como fake news, son el síntoma más visible del fenómeno de la desinformación. Se trata de la propagación intencional de información falsa o engañosa, con el fin de persuadir y distorsionar la realidad, confundir, engañar o simplemente desorientar a los usuarios. Este tipo de contenido que circula por el escenario digital ha impactado sobre las rutinas informativas y presenta serios desafíos para el periodismo y los profesionales de los medios de comunicación. El fenómeno se agudiza en procesos electorales”.
Encuadre
El experto en comunicación digital, elaboró especialmente un informe para AIM junto con otra de analistas del proyecto, Soledad Arreguez, y para encuadrar su investigación señalaron los parámetros de estudiosos de una comisión europea que se dedica a esta temática, que advierten que “los problemas de desinformación están profundamente vinculados con el desarrollo de medios digitales –ya sean conducidos por diversos actores, estatales o no estatales– y la manipulación de las infraestructuras de comunicación para producir, circular y amplificar la desinformación en una mayor escala que antes, a menudo en nuevas formas que todavía están pobremente mapeadas y entendidas”. En este orden, indicaron que un informe de este grupo de expertos señaló que “la desinformación es ‘un problema que debe entenderse en el contexto más amplio de cómo se produce la información, cómo se distribuye y cómo la gente se involucra con ella en la esfera pública’. De ese modo, cl concepto de ‘desinformación’ alcanza al comportamiento digital ‘que trata más sobre la circulación de la desinformación que sobre la producción de desinformación, que abarca desde publicar, comentar, compartir, twittear y re-twittear, etc.’, refiere el estudio de la Unión Europea”.
En cuanto a cómo medir la desinformación, Pino señaló que el “fenómeno de las fake news ha sido abordado por múltiples estudios en los últimos años, a partir del crecimiento del consumo de noticias a través de redes sociales. En ese camino se inscribe el proyecto ‘Estrategias y herramientas de medios periodísticos para combatir las noticias falsas’ de la Universidad de Concepción del Uruguay (UCU) en el que como investigadores buscamos analizar y comprender la dinámica de la generación y circulación de las noticias falsas en el idioma Español con el fin de proponer soluciones que permitan combatirlas”.
Criterios
En cuanto a los resultados de la investigación del que forman parte del Proyecto Desconfío, el analista explicó que la primera prueba piloto se centró “en evaluar la aplicación de una serie de indicadores sobre la calidad de los contenidos informativos en noticias electorales”. En este caso “las noticias sobre las elecciones en Entre Ríos”, en un estudios que “incluyó 30 noticias referidas al proceso electoral: declaraciones de candidatos, encuestas, eventos de campaña, entre otros aspectos. El proceso de análisis para evaluar la calidad de la información electoral se guió por los siguientes indicadores: Revisión de afirmaciones;
Formato de los textos periodísticos; Referencias o citas; Discurso de odio; Originalidad de la foto; Originalidad del texto; Referencias externas; Ajuste del título respecto al contenido, y Titulo engañoso.
De este relevamiento surge un perfil de cómo nos informamos los entrerrianos, y cuyo resultado forma parte de esta experiencia. Los investigadores en este sentido pueden señalar varias observaciones referidas a la calidad de la información electoral que circula por diferentes medios digitales de Entre Ríos. Y sobre el “análisis de los artículos sobre las elecciones primarias de Entre Ríos, celebradas el 14 de abril, indica que: El 74,1 por ciento de los artículos tienen la mayor credibilidad. Solo calificaron con baja credibilidad el 3,7 por ciento de las notas publicadas; 70.4 por ciento de los artículos se consideraron con un título neutral, con información balanceada; los artículos no presentaban ataques al régimen democrático ni discurso de odio; sólo un 22,2 por ciento de los títulos presentan algún tipo de engaño, conocido como estrategias de clickbait para llamar al interés por la noticia; un 33% de las notas analizadas mostró exageraciones respecto a las afirmaciones o conclusiones que aparecían mencionadas; la mayor parte de las noticias responden al género informativo, mientras que 18.5 fueron columnas de opinión o editoriales; hay un número alto de noticias que no citan fuentes para atribuir las afirmaciones. Esta mala práctica alcanzó al 40 por ciento de las noticias revisadas; en ninguno de los artículos hay un enlace o link al contenido original citado; de los artículos con fotografías, el 37 por ciento utilizó fotos que ya habían sido publicadas con anterioridad por otro medio; tres de cada 10 artículos son copia de una nota previa publicada por otro medio, del total de estos casos, menos de la mitad (44.7 por ciento) atribuye la fuente original de donde se copió el contenido”.